sábado, 13 de junio de 2009

¿Qué os aflige, Don Quijote?



«¡Que tengo de ser tan desdichado andante que no ha de haber doncella que me mire que de mí no se enamore! ¡Que tenga de ser tan corta de ventura la sin par Dulcinea del Toboso que no la han de dejar a solas gozar de la incomparable firmeza mía! ¿Qué la queréis, reinas? ¿A qué la perseguís, emperatrices? ¿Para qué la acosáis, doncellas de a catorce a quince años? Dejad, dejad a la miserable que triunfe, se goce y ufane con la suerte que Amor quiso darle en rendirle mi corazón y entregarle mi alma. Mirad, caterva enamorada, que para sola Dulcinea soy de masa y de alfenique, y para todas las demás soy de pedernal; para ella soy miel, y para vosotras acíbar; para mí sola Dulcinea es la hermosa, la discreta, la honesta, la gallarda y la bien nacida, y las demás, las feas, las necias, las livianas y las de peor linaje; para ser yo suyo, y no de otra alguna, me arrojó la naturaleza al mundo. Llore o cante Altisidora, desespérese Madama, por quien me aporrearon en el castillo del moro encantado, que yo tengo de ser de Dulcinea, cocido o asado, limpio, bien criado y honesto, a pesar de todas las potestades hechiceras de la tierra»[1]


No sólo lo persiguen encantadores con encantamentos -digo bien-, sino también doncellas con amoríos. Y lo interesante es que él se cree acechado o amado, cuando en realidad no lo es. ¿Pero qué es lo que pasa en la realidad del libro? ¿Qué es la realidad si hay lectores de las aventuras de Don Quijote dentro del Don Quijote? Si aun los vemos avizorando horizontes procurando enderezar tuertos y desfacer agravios [2].


Esa vida autónoma que Cervantes otorga a Don Quijote y Sancho los hace más vívidos. Y junto con los diálogos en que conocemos sus anhelos, miedos y esperanzas ellos cobran una vida tal que resultan extrapolados del libro. ¿Quién no sabe quiénes son? Inclusive quienes no han leído sus aventuras saben que andan por los campos procurando el bien [3].


Entrañable caballero. Renegará de sus locuras caballerescas al final del libro. Será Quijano de vuelta. Quijote habrá sido un sueño suyo [4]. No obstante, se debe observar fielmente que su Dulcinea del Toboso no será negada y seguirá siendo tal. Ella no habrá sido un sueño, aunque la haya imaginado de una forma u otra. Con todo, ella habrá sido el móvil de sus andanzas.




[1] Cervantes, Miguel, Don Quijote de la Mancha, Ed. RAE, 2004, pp.886-887.


[2] Ibídem, p. 170.


[3] Quijano toma el consejo de San Pablo: “Prueben todo, lo que es bueno, reténganlo”, en la Primer carta a los tesalonicenses, 5, 21. Y no sólo «lo bueno», puesto que leemos en el original «tò kalòn», concepto griego que significa «lo bueno, lo bello y lo justo». No sólo retiene lo que entiende como kalòn en la memoria, sino que lo lleva a cabo por su voluntad de hacer el bien reviviendo la caballería andante.


[4] Idea que está en la poesía “Ni siquiera soy polvo” de Borges en Historia de la noche (1977).

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