jueves, 6 de agosto de 2009

Ars longa vita brevis

Cabe destacar diferencias con respecto a la composición, ejecución, interpretación y espectáculo de las artes. En las plásticas y en la literatura el autor compone, luego el espectador interpreta el espectáculo. Pero a la música, además de componérsela para el espectador que la interpreta, se la ejecuta. Ella puede tener interpretante y ejecutante. En ello reside una de las preponderancias de la música sobre otras artes. A su vez, cada ejecución es única y distinta a todas, ya si se la ejecuta al tempo giusto[1] o no.

Es un arte para el otro. Sin su ejecución no se puede hacer presente, no puede ser, no se complementa con la partitura. De todas formas, recordemos que antiguamente se prescindía de las partituras, porque todo era de memoria. ¿Qué importaba tener la música en una partitura si ya se podía hacer presente al ser evocada por la memoria, si ya era parte de uno al habérsela apropiado? La memoria, que es instrumento del conocimiento, es afectiva. Nos acordamos de lo que tenemos para nosotros como bien. En las palabras “a-cor-dar-se” y “re-cor-dar” permanece la voz latina cor, cuyos significados pueden ser “corazón” e “inteligencia”. Y en inglés y en francés, “aprender de memoria” se dice learn by heart y apprendre par coeur respectivamente. Ambas frases idiomáticas, contienen las palabras heart y coeur (corazón). De manera que el vínculo del conocimiento con lo afectivo es evidente. No resulta extraño porque uno de los deseos que mueve al hombre en la prosecución de la felicidad es, como dice San Pablo en una de sus cartas, el de conocer (libido cognoscendi). Este deseo es uno de los innumerables caminos de la felicidad.

Pues bien, todo arte debe ser en última instancia para el otro. Claro que esto nos lleva a discutir para qué o quién es el arte. Sin entrar en tema ahora, un fin que ennoblezca al arte será una suerte de altruismo que procure el bien del otro. Esta es una concepción útil, positiva, optimista y conveniente del arte. Dicho más prácticamente, en otras palabras: es para tenerla a mano. No se me ocurre otra mejor. ¿Quién legará a generaciones por venir un arte que no tenga algo de bueno, bello y justo[2] (lo que se debe a cada uno), un arte que a partir de su contemplación no comporte un bien que la vida contiene, un arte que no genere una fruición intelectual de conocimiento que nos acerque más a la verdad, al término de todo anhelo del que siempre quiere llegar a conocer, el absoluto?

Obviamente no se trata de negar u obviar lo que está mal en el mundo, sólo de ver la piedra de toque de la vida y del arte positivamente a través de las creaciones y de sus creadores. Quiero decir, de buscar lo bueno que hay en los frutos del hombre y de Dios, los uvas de los sarmientos en la vid. En esa busca nos interiorizamos ahondándonos en nuestra condición de una riqueza inmensa para exteriorizarnos al compartir los hallazgos y las dudas con el otro para enriquecerlo. Pues nos va la busca del conocimiento en hallar tanto soluciones como problemas. Al recordar que los últimos existen (pues como dice Bacon, ignorar es haber olvidado), procuramos en lo sucesivo solucionarlos. Este ejercicio es como tirar un ancla y descubrir con estupor que el mar de nuestra humanidad no tiene fondo. Es medir el infinito, que no tiene medida. Buscar el centro de una sortija inasible, la medida de nuestro tiempo.


Resulta entonces positivo y provechoso. No hay provecho en querer ver obstinadamente sólo lo negativo, y si lo hay que me convenzan. Los grandes poetas nos muestran lo malo y lo bueno del mundo, como hizo Dante con la Divina Commedia. En ella, si hacemos el viaje celestial de Dante, para llegar a conocernos a nosotros mismos[3] y a Dios cuando trashumanamos[4] (neologismo dantesco que significa pasar de nuestro estado natural al sobrenatural mediante la gracia que nos concede Dios) debemos primero atravesar el Infierno, y mirar cara a cara el mal para arrepentirnos de los pecados que hayamos cometido, y así expurgarnos en el Purgatorio para llegar al Edén terrenal, ese que habitaron Adán y Eva, y luego ocupar el lugar que nos toque en suerte en el Paraíso, en el cuerpo místico que vive en torno a Dios y exhuma la Redención y sacrificio de Jesucristo que salvó al hombre; en la rosa de las rosas, no la del arquetipo de Platón, no la de la poesía, no la jamás vista, no la del jardín cerrado de la Virgen, sino la de los Hijos de Dios en su Reino.

Finalmente, estoy de acuerdo con Borges cuando considera a la Divina Commedia como el ápice, la cima de todas las literaturas[5]. Hechos estéticos como éste son los que debe legar la tradición a la Humanidad.

[1] Tiempo en el que está compuesta la música de la obra por el compositor. Véase el libro Elogio de la lentitud de Carl Honoré. Allí hace una analogía de la música con la vida, que debe ser vivida al tempo giusto. Pondera la lentitud pero nos advierte que a veces los pasos deben ser acelerados (como en la música accelerando) y a veces lentos (rallentando). Es una hermosa analogía porque da cuenta de que la vida es música, y ésta armonía, y ésta una cualidad del cosmos, el universo que con su orden produce una música armónica y hermosa perceptible al oído sensible a lo estético.

[2] Cfr. Primera carta de San Pablo a los tesalonicenses, 5, 21: “Prueben todo, lo que es bueno, reténganlo”. “Lo que es bueno” es una traducción insoluble del concepto griego tò kalòn, que significa tanto lo bueno, lo bello como lo justo.

[3] Par. XXXIII, vv. 131-132: mi parve pinta de la nostra effige; / per che ‘l mio viso in lei tutto era messo. Él se da cuenta de su alma inmortal cuando se observa a sí mismo al contemplar la Luz Eterna que es Dios, y entiende todo, y es todo.

[4] Par. I, vv. 70-72: Trasumanar significar per verba / non si poria; però l’essemplo basti / a cui esperienza grazia serba.

[5] Cfr. “La divina comedia” en Siete noches, Jorge Luis Borges.

9 comentarios:

Sebas dijo...

Música para mis oídos!!! Saber que las nuevas generaciones tienen más claro que la problemática filosófica de la verdad debe re descubrisce. Para volver a darle al arte el lugar que en nuestra sociedad ha ido perdiendo. Y así nos va. Jamás la ciencia podrá hechar luz sobre los aspectos más oscuros y trágicos de nuestra condición humana. Los verdaderos científicos lo saben y no menosprecian al arte, la religión (bien entendida) y la filosfía. El proyecto fanático de la ciencia iluminista e instrumental fracasó estrepitosamente. El maltratado arte, en lugar de vengarse lo consuela con notas de consuelo. Una enseñanza más. Abrazo!

Lucas Esandi dijo...

Muchas gracias Seba.
Queremos ponderar el arte en su magnitud.
Y en esa actividad nos asombramos de su riqueza.

Bien, hay que enseñar estos mensajes.

Abrazo grande.

Bruno dijo...

En 1961 Piero Manzoni, artista italiano de vanguardia, expuso una obra llamada "Mierda de artista", la cual consistía en varias latitas tipo atún cerradas que contenían sus propias heces. Logró venderlas todas al peso teniendo en cuenta la cotización del oro al día. Hoy las latitas con su mierda están en los reductos más importantes de arte del mundo. A saber: Moma, Pompidou, TATE y el museo de arte contemporáneo de Barcelona.

Querido Primo: la palabra arte es de esas que necesitan de un condicionamiento para ser definidas. como amor, vida, etc. personalmente soy partidario de la frase de joseph beuys que dice "cada hombre, un artista", creo que el arte es...... una posibilidad! que tenemos cada uno de los humanos. hay arte en la gastronomía, en vivir como un mendigo, en cuidar un hijo y en el arte mismo!

muy bueno el texto en general, te felicito, un abrazo rallentando (como en los viejos tiempos) !

Lucas Esandi dijo...

Estoy de acuerdo en redefinir las concepciones y los conceptos de arte.
Pienso que a partir de estas reflexiones se enriquecen y se expanden nuestras percepciones de los hechos estéticos que sentimos de la realidad.
Pienso que la obra que mencionás habrá servido para cuestionar cierto canon artístico. Pero, con todo respeto, no creo que sobreviva muchas generaciones como otras obras de arte que llevan ya siglos. Un Da Vinci, un Miguel Ángel, un Mozart, etc.

Qué posibilidad es el arte, no? Me gustan tus palabras. No se nos dan las cosas tal como queremos. Se nos dan las oportunidades para cambiarlas.
El mismo cuerpo humano es una obra de arte.

Sigamos redefiniendo el arte y demás palabras.

Querido primo, un abrazo pizzicato!

PD: Visitaré tu blog.

Anita Leporina dijo...

Sobre la vita y no sobre el ars:
Lo que me atraganta de este buen hombre es que la haya dejado como un perro a la du Pré. Una barbaridá.

Lucas Esandi dijo...

Hola Ana.
No sabía que tenías blog.
Sucede que la imagen me venía al pelo para dar cuenta de la prosecución del tempo giusto, cuya analogía con la vida explico en la primer nota al pie.
Por lo demás, qué decir. Lo valoro como artista.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Lucas, siempre he pensado que los compositores deben sentir cierta impotencia cuando sus obras son interpretadas por otros, ya que la obra nunca se muestra tal y como ellos quisieran. Algo parecido le sucede a los escritores o a los artistas en general con los críticos.
Los cuadros, esculturas, poesías u obras arquitectónicas parecen quedar fijadas para siempre, pero la música no... ¿¿eso es una virtud o un defecto?? Un artista plasma en su obra, un acto de creación que tiene que ser recibido por el espectador, pero en el caso de la música ese camino recorre además el filtro del intérprete... ¿dónde queda ahí la verdad?, ¿se diluye por ese camino?

Un saludo,
y gracias por compartir textos tan trabajados.

Lucas Esandi dijo...

Amigo Rubén!
Me has dado pie con tu última pregunta para citar a un teólogo suizo, Hans Urs von Balthasar.
Él dice que la verdad es una y sinfónica. Por lo que en este caso, creo que la verdad no se diluiría si no que se haría apreciable en más voces.
Personalmente, creo que los intérpretes matizan la obra con su carácter personal y el color de su voz (si cantan); a mí me han gustado diferentes interpretaciones de una sola obra.

Claro que estamos hablando de analogías entre verdad y música. No hay que obviar este sentido para evitar malentendidos.
Pienso que las analogías con la música, sean cuales fueren sus comparaciones, pueden ser válidas en tanto ponderación del lado positivo y estético de la vida.
Además es conveniente hacerlo. ¿No hay provecho en ello? Creo que es evidente. Pero lo pregunto por la gente que tiene la inveterada e irreverente costumbre de ver lo negativo en todo.
Esta perspectiva de von Balthasar es hermosa y armónica.

Por otra parte, Pater dijo que todas las artes propenden a la condición de la música, es decir, aquel arte en que el fondo es la forma y la forma es el fondo.

Más allá de esta última idea, pienso que lo dicho por von Balthasar responde a lo susodicho por ti.

Un abrazo grande y gracias por tu aporte!

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Lucas, me admira tu forma de trabajar el pensamiento.
Eres un gran pensador.

Un abrazo!!