miércoles, 1 de septiembre de 2010

Gilbert Keith Chesterton

Traduzco a continuación palabras revitalizantes de un grande, ya no de su época, sino de cualquier época: Gilbert Keith Chesterton. 

Estos fragmentos pertenecen a un ensayo escrito sobre Dickens. La grata casualidad quiso que hojeando el libro los encontrara. Ésta, para Anatole France, es el pseudónimo de Dios cuando no quiere firmar. Fui al encuentro de Chesterton, cuya palabra alimenta la fe del lector, cuando no lo entretiene, o bien lo lleva en vilo a la concreción de un argumento fascinante. No en vano, cuando falleció en 1936, el papa Pío XII lo llamó “Defensor Fidei”, esto es, “Defensor de la Fe”.
Me ha ocurrido como a Picasso, que no buscaba, sino que encontraba.

El primer fragmento:


“En primer lugar, simpaticemos, aunque sólo por un instante, con las esperanzas del período de Dickens, con ese alegre problema del cambio. Si la democracia los ha decepcionado, no piensen en ello como una ilusión perdida, pero al menos como un corazón roto, una vieja aventura amorosa. No se burlen del momento en que el credo de la humanidad estaba en su luna de miel; trátenlo con la admirable reverencia que se debe a la juventud. Para ustedes, quizá, una filosofía más triste ha cubierto y eclipsado la tierra. El feroz poeta de la Edad Media escribió, “Abandonen toda esperanza, ustedes los que entran aquí”[1], sobre las puertas del mundo inferior. Los poetas emancipados de hoy día lo han escrito sobre las puertas de este mundo. Pero si queremos entender la historia que sigue, debemos borrar ese escrito apocalíptico, aunque sea por una hora. Debemos recrear la fe de nuestros padres, aunque sea como una atmósfera artística. Si, entonces, ustedes son pesimistas al leer esta historia, renuncien por un poco a los placeres del pesimismo. Sueñen por un loco momento que el pasto es verde. Olviden ese aprendizaje siniestro que saben tan claramente, nieguen ese mortal conocimiento que ustedes piensan saber. Ríndanse a la misma flor de su cultura; cedan la misma joya de su orgullo; abandonen la desesperanza, ustedes los que entran aquí”.

Dickens, Ed. Methuen, 1946, p. 16 (fin del primer capítulo: “El período de Dickens”).

Texto original:


“First let us sympathise, if only for an instant, with the hopes of the Dickens period, with that cheerful trouble of change. If democracy has disappointed you, do not think of it as a burst bubble, but at least as a broken heart, an old love-affair. Do not sneer at the time when the creed of humanity was on its honeymoon; treat it with the dreadful reverence that is due to youth. For you, perhaps, a drearier philosophy has covered and eclipsed the earth. The fierce poet of the Middle Ages wrote, "Abandon hope, all ye who enter here," over the gates of the lower world. The emancipated poets of to-day have written it over the gates of this world. But if we are to understand the story which follows, we must erase that apocalyptic writing, if only for an hour. We must recreate the faith of our fathers, if only as an artistic atmosphere. If, then, you are a pessimist, in reading this story, forego for a little the pleasures of pessimism. Dream for one mad moment that the grass is green. Unlearn that sinister learning that you think so clear; deny that deadly knowledge that you think you know. Surrender the very flower of your culture; give up the very jewel of your pride; abandon hopelessness, all ye who enter here”.

Segundo fragmento:


“Pero esto al menos es algo de lo que quiso decir; que la camaradería y la alegría seria no son intervalos en nuestro viaje; sino que nuestros viajes son intervalos en la camaradería y la alegría, que a través de Dios durarán para siempre. La posada no apunta al camino; el camino apunta a la posada. Y todos los caminos finalmente llevan a una última posada, donde hemos de reunirnos con Dickens y con todos sus personajes: y cuando bebamos de nuevo será el vino de las grandes jarras en la taberna del fin del mundo”.

Dickens, Ed. Methuen, 1946, p. 212 (fin del libro)

Texto original:


“But this at least is part of what he meant; that comradeship and serious joy are not interludes in our travel; but that rather our travels are interludes in comradeship and joy, which through God shall endure for ever. The inn does not point to the road; the road points to the inn. And all roads point at last to an ultimate inn, where we shall meet Dickens and all his characters: and when we drink again it shall be from the great flagons in the tavern at the end of the world”.

Esta es una hermosa profecía. Nos provoca querer estar más en compañía de Chesterton, como también de Dickens.

Cabe decir, finalmente, que más allá de los debates y disputas que tuvo con Bernard Shaw y H.G. Wells, entre otros, estos mismos cuando falleció Chesterton escribieron a su esposa muy acongojados por la pérdida. Este gesto, muestra a las claras de qué clase de persona estamos hablando. 


Como apéndice, ofrezco un precioso archivo donde podemos escuchar la voz de Chesterton en parte de sus pensamientos (el fragmento al minuto del video está en directo diálogo con el primer fragmento traducido) y apreciar el gran sentido del humor que tuvo (sobre todo del minuto 4:42 en adelante). Alguien que aun habiendo sufrido, hizo de su sufrimiento un móvil de alegría para los demás abandonando la desesperanza al entrar aquí.




Recuerden este nombre: Gilbert Keith Chesterton


[1] Se refiere a Dante Alighieri, que en la Divina Commedia, escribe en la puerta del Infierno esta inscripción: «Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate». Cf. Inferno, III, v. 9.

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